Israel, el Jardín del Paraíso gastronómico

08/Oct/2018

Identidades- por Guido Maisuls

Israel, el Jardín del Paraíso gastronómico

En Israel no existen comidas típicamente
israelíes, a causa de la fuerte, variada y permanente congregación de culturas
y costumbres culinarias, el símbolo más representativo e indiscutible de la
gastronomía del país es el “falafel”.
Un “falafel” al que los nómades e inquietos
israelíes se han encargado de difundir y universalizar alrededor del mundo,
especialmente en las populosas barriadas de Nueva York o en algunas
tradicionales zonas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La cocina de Israel ha ido incorporando
refinados y exóticos sabores de diferentes lugares del mundo pero
fundamentalmente con acentuados aspectos, sensaciones, gustos, texturas,
colores y aromas típicamente sefardíes, ashkenazis y del medio oriente.
El “cuscus” marroquí y tunecino de sémola
de trigo, el “gulash” húngaro de carne vacuna, cebollas y pimentón, el
“maláuaj” yemenita, el “borscht” ruso o sopa de remolacha con su característico
color rojo intenso, la “mamaliga” rumana con crema agria y queso, el “mansaf”
árabe con cordero, arroz y yoghurt seco y el “guefilte fish” o pescado relleno
al estilo judío de Europa oriental, se consideran desde siempre protagonistas
permanentes de las mesas israelíes.
En el desayuno israelí te pueden sorprender
gratamente con dos versiones muy populares: un exquisito “labaneh” o
queso-yogur de color blanco elaborado con leche de cabra o de oveja o con una
espléndida “shakshouka” o fritura de tomates, cebollas y pimientos en aceite de
oliva y terminado a fuego lento con huevos.
La comida fuerte y principal es el almuerzo
israelí que se toma al mediodía o en las primeras horas de la tarde: puedes
aprovecharlo para probar los “shishlik”: brochetas de carne asada de cordero,
ternera, pollo o pavo asados al fuego y acompañados de tomates, morrones y
cebollas o los “kababim” o albóndigas de carne asados.
También los populares “falafel”, hechos de
una pasta de garbanzos mezclada con hierbas y especias en forma de bolitas que
se fríen y se ponen dentro del típico pan de pita, junto a verduras, morrones y
aceitunas, aderezadas con una pasta de sésamo o “tjina” y con una salsa muy
picante o “jarif” de un acentuado color rojo.
Todas estas delicias son servidas en un pan
árabe horneado denominado “pita” que es redondo y chato, hueco al ser cortado,
lo que lo vuelve ideal para rellenarlo y preparar una gama infinita de
sándwiches, como así también para sumergirlo en una gran variedad de salsas y
aderezos.
También es popular el pan sirio-kurdo
llamado “lafa”, que es una delgada hoja de masa como papel, que permite
envolver el contenido del sándwich en el pan, como si se tratara de un papel
para embalar.
El “shawarma” es una comida típica del
Medio Oriente, preparado con delgadas láminas de carne de cordero, de pavo o de
pollo asada en un asador vertical, degustada en un pan de pita, “lafa” o al
plato junto con ensaladas, encurtidos, “hummus”, “tjina” y el exótico “amba”
que es un condimento oriental con un gusto y aroma excepcional.
No te puedes quedar sin probar la fórmula
milagrosa de la felicidad y el bienestar, el popular “hummus”, un plato de
origen árabe a base de puré de garbanzos, vinagre, ajo y sésamo. No te pierdas
las exquisitas “burekas”, especialidad turca que fueron llevadas a Israel por
los judíos de los Balcanes y consiste en hojaldre relleno de queso, papa y
espinacas. Y para disfrutar los “jatzilim” o berenjenas, preparados de
múltiples maneras son realmente inolvidables.
El “hummus con tjina” es una comida
completamente vegetariana, muy nutritiva, baja en grasas y libre de colesterol
y muy rica en proteínas y fibras. Se sirve habitualmente como desayuno y es un
puré hecho a base de garbanzos cocidos, jugo de limón, “tjina” o pasta de
semillas de sésamo y aceite de oliva y puede llevar además ajo, comino y
pimentón como condimentos. Se sirve en un plato y a temperatura ambiente,
acompañada con pan de pita y vegetales crudos que sirven para mojar en el
“hummus”. En árabe, “hummus” significa lisa y llanamente “garbanzo”.
Científicos de la Universidad Hebrea de
Jerusalén acaban de descubrir, que los garbanzos tienen grandes cantidades de
un aminoácido llamado triptófano, un precursor de la serotonina que actúa como
neurotransmisor sobre el sistema nervioso y el cerebro produciendo una
sensación de felicidad y de bienestar.
Como era de esperar brotaron como hongos en
día de lluvia, las típicas parrillas argentinas o brasileras, testigos de la
presencia de la inmigración sudamericana, donde la carne al fuego o “bazar a la
esh”, es la protagonista majestuosa e indiscutible.
Si te acosa la sed y deseas beber, los
exquisitos jugos de frutas aromatizados con nana, menta y limón te harán sentir
en el paraíso. En cuanto a las cervezas puedes disfrutarlas como Dios manda
pues son fuertes, con mucha personalidad y de una gran calidad, las marcas
israelíes más populares son la Macabi, la Goldstar y la Nesher.
Para acompañar como corresponde a estas
comidas son imprescindibles los vinos del país como los del Golán, los del
Carmel y de otras zonas que con su excelente calidad compiten exitosamente a
nivel internacional con los italianos, franceses y sudamericanos.
Para degustar los licores hay que destacar
el “sabra”, un licor de chocolate y naranja al brandy y el “arak”, una bebida
árabe parecida al anís. Luego de la inmigración rusa el vodka es una de las
bebidas más difundida en diversos ámbitos.
Es muy popular entre la juventud el uso de
la exótica y pintoresca “narguilah”, una pipa con filtro de agua para fumar
colectivamente o no, acompañado del exquisito té de flores y hierbas orientales
o del fuerte y amargo café árabe.
En todos los puntos cardinales es ya casi
tradicional el mate amargo o dulce en manos de argentinos, uruguayos y de no
pocos israelíes.
Y como broche final para este viaje
culinario por la gastronomía israelí, un dulce postre para acompañar el fuerte
y aromático café oriental: el “baklawa” que es un pastel elaborado con una
pasta de nueces trituradas, distribuida en una masa filo y bañado en almíbar o
jarabe de miel o un exquisito helado de “halva” elaborado con sésamo, sémola,
azúcar y miel.
“Beteabon Leculam”
“Buen apetito para
todos”